Palabras de una madre indígena al Estado: “Nosotros mujeres, nuestras bocas, nuestra palabra, es fuerte”
PUINAMUDT, 03/08/2015.- Magdalena Chino, madre indígena de la Federación Indígena Quechua del Pastaza (FEDIQUEP), pidió la palabra, se puso de pie y habló en quechua ante los funcionarios del Estado, del Ministerio de Energía y Minas (MINEM) y Perupetro. Ella era la representante de las mujeres de su pueblo; todos los apus, alrededor de 50 achuares y quechuas, la escuchaban desde su sitio.
Era 18 de julio, y las comunidades de las organizaciones indígenas FEDIQUEP y FECONACO se encontraban en Iquitos, desarrollando el diálogo con las instituciones del Estado ya señaladas, responsables de la Consulta Previa del Lote petrolero 192 (ex 1AB). Una serie de suspensiones a la reunión y la escasa respuesta del Estado a las exigencias de los indígenas. La madre indígena perdía la paciencia.
La facilidad de traductores indígenas en tiempo real permitió que el mensaje en quechua de la madre llegue al instante a las autoridades. La fuerza de las mujeres, el masato, la paciencia, los hijos, el dolor de la madre tierra, son elementos que se reúnen sentidamente en la reflexión/reclamo de la Magdalena Chino.
A continuación compartimos la intervención de la madre Magdalena:
“Nosotros mujeres, nuestras bocas, nuestra palabra, es fuerte, porque cuando hacemos masato le hacemos emborrachar a los hombres. Hasta se separan, hasta se matan [los hombres]. Por eso nuestras madres nos han dicho que tenemos palabra fuerte. Por eso yo hablo a los hombres para que sean fuerte, que tengan más fuerza fuerte, para que puedan defender lo que el Estado está haciendo a nosotros.
Nuestra madre tierra ya no tiene leche su teta, está seco, está secándose; su espalda está hueco hueco, ya no resiste. Así mismo nosotros otra vez vamos a aceptar y ellos [el Estado] están rogando, nosotros no estamos rogando, más bien [debiéramos] decir que no.
Ya sabemos, hemos vivido y estamos viviendo, viendo, conociendo, así mismo nos están haciendo [los funcionarios del Estado] acá, como a un muchacho nos están jugándonos, diciendo mañana, pasado, nos dejan como un niño. ¿A quién más que ha luchado no nos…? Si quiera no saben pensar que este hombre, mujer, ha luchado, ‘a ellos vamos a atender’ [deberían decir]. Ellos nos ven como cualquiera, nosotros no somos cualquiera, todo mujer y varón [nos] hemos puesto de acuerdo para poder luchar, para poder ganar y tener esa fuerza.
Mujeres ven ustedes, Estados: «esta mujer tiene miedo, no quiere hablar, no tiene mente ni ideas» [dicen los funcionarios]. Nosotros mujeres también sabemos pensar, tenemos ideas para plantear, para hablar, por eso nosotros con nuestro marido [nos] ponemos de acuerdo para poder estar juntos en la lucha. Aquí ves esta mujer que está hablando, ha luchado para bien de nuestros nietos, para bien de nuestros hijos. Nosotros luchamos, hablamos, y ustedes [funcionarios del Estado] no saben comprender ni entender, no nos quieren atender. Más bien dejen [el diálogo], porque los hombres ya están rabiando, los hombres están hablando, hablan que por qué no nos gusta, hay algunos dicen ‘dejamos y vamos a ir, en lucha seguimos’, pero nosotros tan pacienciosa[s] que somos estamos esperando, dos días, otra vez, tres días. Ahora de aquí de tres días no queremos que nos engañen.
Estado, ustedes son mentirosos, todo el tiempo paran engañando y a pesar que sus hijos son doctores, especialistas, gordo[s], están sentados. Pero nuestros hijos en la comunidad de mis apus, de todos los que estamos aquí los hijos, están de hambre. ¿Quién les están dando de comer?, ¿Ustedes les están mandando plata por [el] aire?, ¿Cómo es posible Estado que nos hacen así?, ¿Por qué no entienden?
Yo como mujer estoy hablando ahora para que ustedes reaccionen. Mujer[es] también hablamos pero con mucho sentimiento. Mis padres, mis madres se han muerto de mí, y por eso esa experiencia me da cólera, yo también soy hombre, hecho de hombre”.