OTRA VEZ DORISSA
Historia y crónicas de derrames e indemnizaciones históricas sin respuesta.
Mario Zúñiga Lossio
Antropólogo de la UNMSM, asesor del PUINAMUDT[1].
1. El hito de las luchas por derechos ante empresa petroleras
En el año 2006, se firmó la primera y más importante hoja de ruta en las exigencias de derechos colectivos de los pueblos indígenas del Perú afectados por empresas petroleras. En aquella oportunidad, la comunidad de Nueva Jerusalén en el ex Lote 1AB (hoy 192) Loreto-Perú, lideró la lucha achuar por la defensa de sus derechos a la vida y a la salud impactadas por la explotación petrolera cuyo fruto fue la llamada Acta de Dorissa[2]. El Acta respondía a los impactos negativos producido por el Lote 1AB, hoy 192, el Lote más importante y antiguo de producción petrolera en el Perú.
Las petroleras que habían operado en este Lote fueron la empresa OXY y la empresa Pluspetrol las cuales, desde 1971, vertieron millones de barriles de aguas de producción[3] a sus ríos y quebradas sin ningún tipo de control y de atención a los efectos que estos producían en la salud del territorio y los cuerpos del pueblo achuar. Las aguas de producción que brotan con la extracción de crudo[4] son altamente tóxicas, cargadas de metales pesados, calientes y saladas, y produjo durante varios decenios que diversas quebradas y ríos del pueblo achuar sean mucho más salados y calientes que las aguas del mar o de alguna fuente de aguas termales, eliminando a su vez mucho de los peces y seres del río necesarios para la alimentación del pueblo. Los efectos a la salud por ese hecho, fue puesto en evidencia por estudios de Digesa, en donde los niños y niñas tenían índices de plomo tan elevados como los que se han registrado para trabajadores mineros constantemente expuestos a tóxicos[5].
Para el pueblo Achuar esta situación era insostenible. En diversas asambleas, gayuseos[6] y reuniones en sus ipiaks[7], el pueblo decidió no morir sin responder, no dejarse asesinar por empresas y gobiernos ecodidas y etnocidas. En aquel entonces los conflictos sobre hidrocarburos en pueblos indígenas y su situación de exterminio, no era un tema de agenda nacional. La importancia del canon, de la soberanía o privatización petrolera, ocultaban el genocidio que vivían los achuar. Por eso luego de mucha deliberación, el pueblo decidió recuperar el control de su territorio y no permitir que la empresa ingrese en él para seguir operando los pozos petroleros, es decir detuvieron las operaciones. La exigencia de esta acción no era por dinero, ni por dejar al Perú sin un “recurso estratégico” en la frontera, sino por defender su propia existencia como pueblo, amenazada diariamente por los tóxicos en su territorio. El liderazgo de la lucha lo llevó el finado y muy respetado Kiakua, Tomas Maynas[8].
Esta lucha dio como resultado la conformación de una comisión mediadora y la llamada Acta de Dorissa, que contemplaba tres líneas de acuerdos importantes. La reinyección total de las aguas de producción del Lote 1AB, la atención de salud de la población achuar y la conformación de un monitoreo independiente para la vigilancia de las malas prácticas petroleras. A pesar del entonces limitado interés por las realidades y problemáticas Amazónicas en Lima, el Acta de Dorissa se consolidó como un acta histórica, que generó cambios en la normativa nacional para que en ninguna parte del Perú se vuelva a verter aguas de producción a los ríos y quebradas sino que se reinyecten (tecnología conocida desde principios de siglo pero que en el Perú racista no se exigía), y establecía un agenda de acuerdos que han sido ejemplos para futuros procesos de diálogo, como los llevados a cabo por Cuatro Cuencas y el Acta de 10 de Marzo[9], otra acta histórica por la complementariedad a la hoja de ruta iniciada por el Pueblo Achuar. La reinyección recién terminó por establecerse en el Lote en el año 2009.
2. 2015 – 2019. Una nueva empresa el mismo desastre.
Pero la producción del Lote 1AB continuó después de 2009. En el año 2015 cuando iba terminar el contrato de la empresa Pluspetrol, la fuerza del monitoreo indígena independiente y la exigencia para la intervención del estado, posibilitó que se conozca el desastre en que quedaba el Lote antes de cambiar de operador. Existían 1199 sitios impactados, que aún no son atendidos.
Ese mismo año, 2015, casi al terminar el contrato, también, se realizó una consulta por el llamado Lote 192 (nomenclatura que reemplaza el 1AB) que terminó por no respetar las propuestas de diálogo de la organización indígena FECONACOR, representante de la comunidad achuar de Nueva Jerusalén. El Estado mencionaba que las nuevas operadoras que entrarían después de la licitación del Lote, serían distintas a las anteriores, que las nuevas tecnologías para el cuidado del ambiente eran otras, que el pasado no se iba a repetir. La comunidad con su organización exigía cambios de ductos, nuevo instrumento de gestión ambiental, mecanismos de diálogo con criterio intercultural y ambiental en caso ocurran accidentes o derrames y una mejora en la atención de la fiscalización ambiental. El Estado no escuchó a la comunidad, cerró la consulta sin llegar acuerdos y firmó un contrato de dos años con la empresa Pacific Stratus (empresa en banca rota que luego es absorbida y rescatada financieramente por Frontera Energy, una empresa canadiense con fuertes inversiones en la bolsa de dicho país).
Al parecer, el discurso del Estado sobre las nuevas tecnologías petroleras no fue tan cierto. En el transcurso de los últimos 4 años durante la operación de Pacific-Frontera (P-F), el Lote 192, ha sufrido de 71 emergencias ambientales, es decir, una emergencia y media al mes. Pero el tema no queda ahí. El panorama de emergencias en el Lote, analizadas por OEFA hasta el 2018, muestra que se deben en un 97% al mal estado en el que se encuentra el oleoducto, tal como se detalla a continuación.
Cuadro de derrames y causas en el Lote 192
Los registros de OEFA evidencian la irresponsabilidad de las operadoras y la permisividad del Estado como causantes de la mayor parte de los derrames, y los más graves, son producto de la falta de mantenimiento y por fallas operativas en el Lote 192. De los 64 derrames producidos en el lote durante las operaciones de Pacific-Frontera en el Lote 192, el 96.61%, de barriles derramados en el Lote son por causa de Corrosión y fallas técnicas, responsabilidad de la Empresa P-F. En cambio 3.25% de los barriles sería por conflicto y el 0.13% causas naturales.
Si bien estos daños deben ser entendidos por cuencas, y por tanto una afectación integral a todo el pueblo achuar, observemos la data solo para la comunidad Nuevo Jerusalén. En este caso, según OEFA, dentro de la comunidad han ocurrido 6 emergencias reportadas por P-F. Tres han ocurrido por fallas de operación, una por corrosión, dos por causas de conflictos sociales (una categoría ambigua que no hace referencia a las causas del conflicto). Entre las emergencias tenemos la fuga de las peligrosas aguas de producción, que según OEFA, fueron 52 barriles. Los demás han sido derrames de diésel y crudo. Tres de estas emergencias tienen abiertos Procedimientos Administrativos Sancionadores y han sido vigiladas por los monitores ambientales para verificar si se realizó un bueno trabajo.
Uno de los derrames ocurridos, fue el del km 34 de la carretera principal del Lote 192 en febrero del 2018, a partir del cual el crudo ingresó a la zona de las viviendas y el puerto del anexo de la comunidad Nueva Jerusalén, la comunidad Nuevo Nazareth, afectando a niños, niñas y a madres gestantes que vivían en la comunidad[10]. El derrame también se esparció de tal modo que llegó a los puertos donde se ubican las viviendas de la comunidad nativa de Jerusalén (ubicada a varios kilómetros de su anexo), y se tuvo que cerrar la planta que abastece de agua a esta comunidad, por motivo del atasco que generaba la densidad del crudo en los filtros.
El daño ocasionado por el derrame no fue tratado a tiempo, pero lo más alarmante fue cuando se implementaron las medidas de remediación, pues la comunidad vio cómo la empresa recogía el crudo y lo colocaba al costado de las carreteras que atraviesa su territorio, con una protección endeble y por ello las lluvias llevaban a que el crudo escurra. Durante casi un año, la mala remediación generó que en algunas zonas el crudo quede expuesto a vista y aguante de la comunidad.
El derrame, llevó a que la comunidad inicie un proceso de diálogo con la empresa por el tema de la indemnización, pero esto, luego de realizar una pequeña movilización ya que la empresa no quería atenderla. En el proceso de diálogo, como lo menciona FECONACOR, la empresa nunca quiso pagar una indemnización y la comunidad no quería renunciar a un derecho a ser reparado por los perjuicios y daños ocasionados dado el cúmulo de afectaciones que por medio siglo han soportado. Luego de largos y tensos diálogos, la comunidad decidió deponer la medida (sin renunciar a su derecho a ser indemnizados) para que el proceso continúe en otro momento y la empresa mencionó que como parte de sus políticas de relaciones comunitarias realizaría proyectos en la comunidad. En ningún momento, como lo mencionan la organización FECONACOR y la misma comunidad en una asamblea reciente, el tema de indemnización quedó resuelto, pero para mostrar la buena fe y espíritu de diálogo del pueblo achuar, las operaciones se reestablecieron.
La comunidad no olvida: Los daños causados en el pasado, la mala fe de las empresas extranjeras y nacionales en sus territorios, el daño en sus cuerpos y sus territorios, como lo habían planteado antes, no se deberían repetir. Ya con los plazos por vencer de la empresa Pacific – Frontera, pues su contrato va a concluir pronto, la comunidad quiso retomar el diálogo sobre la indemnización pendiente, pero la empresa argumentó de mala fe que todo el tema de indemnizaciones había sido saldado.
- Crónicas del dialogo y la lucha.
Son las 9 de la mañana cuando llegamos a la asamblea achuar en el Km 34 de la carretera principal del Lote en el territorio de la comunidad nativa de Nueva Jerusalén y su anexo Nazareth. La comunidad ha colocado una carpa pequeña para poder debatir cada día durante las últimas semanas sobre los daños que han ocurrido en su territorio por el Km 34 y sobre el silencio y los argumentos de mala fe de la empresa para dialogar con ellos.
Las mujeres han preparado jamánch[11], los hombres están sentados en el círculo central, pero abuelas y abuelos están también en ese círculo y todos y todas opinan constantemente sobre los impactos históricos, la historia de Dorissa, la memoria de Kiakua, la mala remediación y el incumplimiento de la empresa de varios convenios y compromisos.
La indignación es fuerte, “cómo el estado pide que respetemos derechos de las empresas y la empresa no respeta nuestros derechos”, menciona un poblador molesto (nos traduce un intérprete que está ahí para que podamos entender las opiniones). “Antes esta tierra era tranquila, teníamos todo, ahora vienen nos dañan y se van dejándonos enfermedades, heridas, y nuestros animales enfermos, deben escuchar nuestra voz”, menciona una abuela, hermana de Kiakua, quien recuerda cómo todo era antes y cómo ha cambiado todo. “Ya no somos los mismos, ya sabemos de los engaños, podrá haber trabajo poquito, y proyectos sociales mal hechos, pero los daños no se olvidan con limosnas”, dice otro hermano.
La comunidad debate, debate qué decisiones tomar, qué hacer, cómo calmar su enojo, cómo seguir con el diálogo[12]. FECONACOR, recomienda seguir el camino del diálogo, menciona que la PCM ha recibido una carta para que entre a mediar y es posible que con ellos se pueda lograr un primer acercamiento con la empresa. “Si en Lima o Iquitos contaminaran la casa de alguien, seguro que pedirían no solo que se arregle sino que se indemnice, nuestro pedido es nuestro derecho colectivo, no pedimos cada uno, lo pide toda la comunidad” reflexiona un poblador. “La empresa ha dicho que ya nos indemnizó y nunca la asamblea de la comunidad aprobó nada con sus asesores y la federación algo que se llame indemnización” dice el teniente gobernador de la comunidad.
La comunidad está dispuesta a dialogar, pero no depondrán la medida. El lugar de concentración pacífica diario de niños y niñas, acianos y ancianas, hombres y mujeres es la entrada a su territorio. Controlarlo es un modo de proteger su propia vida. Las empresas no pueden ingresar y hacer lo que quieran sin reparar los daños que producen, su experiencia en el pasado ha dejado una historia triste de afectaciones y muertes desconocidas. Nuevos estudios toxicológicos del Estado demuestran que sus cuerpos continúan con metales pesados y el Estudio Técnico Independiente del PNUD para el Lote 192 habla de lo frágil que es la vida de los pueblos indígenas frente a estos daños. No se puede repetir que una empresa entre y haga lo que quiera y salga internacionalmente diciendo que es ambiental y socialmente responsable. Todas y todos quieren que se siente a dialogar en buenos términos, y esperan que la PCM medie.
Hasta cerrar el presente artículo, la PCM estaba mediando para el ingreso y la construcción de condiciones para un diálogo entre la empresa Pacific-Frontera y la comunidad. Dorissa, la estación histórica que vio hace 12 años la particular fuerza organizativa de los achuar por el respeto de sus derechos, sigue detenida otra vez. Los pueblos indígenas esperan que nunca más se repita las malas prácticas de las empresas petroleras que aún no saben cómo dialogar y llegar acuerdos interculturales con los pueblos indígenas afectados por sus operaciones. La asamblea cierra, las mujeres convidan jamánch, la incertidumbre sigue.
El Acta de Dorissa inició en el Perú amazónico las luchas
con agendas ambientales y sociales históricas. Hoy el pueblo que lideró esta lucha vuelve hacer un llamado a que todos los pueblos sean
respetados por sus derechos, pero también advierten que los llamados cambios que predica el Estado son solo
discurso sin práctica. Es una
interpelación a todas y
todos, y un llamado a la solidaridad con todas las luchas legítimas, históricas y con memoria de los pueblos indígenas las cuales son claras en sus rutas de reivindicación de derechos y la defensa concreta
de sus territorios.
[1] Agradezco la revisión y correcciones de Diana Papoulias, Kathia Carrillo, Flica Barclay, Tami Okamoto y Aymara León.
[2] Dorissa, es el nombre de una Batería en el Lote 192. Es decir, de una locación donde se extrae petróleo.
[3] El Plan de Manejo ambiental dice que por día se vertían 811 554 barriles de aguas de producción.
[4] Por cada 2 barriles de crudo, salen 90 aguas de producción. Estas contienen tóxicos peligrosos a la salud humana.
[5] Comparación realizada de los siguientes textos: Niveles de plomo en sangre y su influencia en el estado del periodonto de trabajadores en las empresas mineras de Cerro de Pasco – 2010, Ysela Dominga Tarazona Mejorada. Tesis de Magister en Bio estadística para la UNMSM, 2017; y del libro Estimación de los puntos de cociente intelectual (CI) perdidos en nios indígenas debido a los niveles de plomo en la sangre en la cuenca petrolera del Río Corrientes, Perú. Frederica Barclay y José María Ordoñez. Perú Equidad. Marzo, 2016.
[6] Reunión realizada en la madrugada (3.00 am) para deliberar sobre el trabajo que se realizará durante el día y sobre temas relevantes para la familia o la comunidad. En esta reunión se bebe de manera colectiva la planta de la guayusa (Ilex guayusa).
[7] Mingas o trabajo colectivo agrícola o arquitectónico.
[8] https://observatoriopetrolero.org/el-sueno-del-tigre-y-la-vida-de-un-guerrero-en-defensa-del-territorio-achuar/
[9] https://observatoriopetrolero.org/los-documentos-de-acuerdos-con-el-estado/
[10] Ver. https://observatoriopetrolero.org/un-nino-contaminado-por-caida-el-rio-macusari-comunidades-achuares-se-movilizaran-si-frontera-energy-no-les-atiende-de-forma-integral/ ; https://www.caaap.org.pe/website/2018/02/20/video-nuevo-derrame-de-petroleo-en-lote-192-afecta-a-comunidades-achuar-nuevo-nazareth-y-nuevo-jerusalen/
[11] Bebida de yuca (Manihot esculenta) preparada por las mujeres, después de meses de trabajo agrícola en ipiaks.
[12] Es importante señalar que la comunidad lucha junto a FECONACOR por procesos de remediación únicos en Perú, y obligan a OEFA a que continúe exigiendo que se remedie bien el territorio, por lo que el tema de sanidad de sus territorios está siendo luchado de manera administrativa, según las normas nacionales e internacionales. Es este tema pendiente de la indemnización el que lo ha puesto de pie.