El tiempo necesario para que se respeten sus derechos

Crónica de dos protestas achuares en los últimos días de contrato de Pluspetrol en el Lote 1AB
PUINAMUDT, 2/3/2015.- Eran casi 30 días de lucha y familias enteras de la comunidad achuar Pampa Hermosa seguían ocupando la carretera arcillosa y desigual del Lote 1AB. La comunidad exigía que se reconozca su territorio ancestral y el derecho a servidumbres de uso. La empresa petrolera Pluspetrol no aceptaba estos reclamos.
El contrato de operación de Pluspetrol en el lote estaba a pocos meses de concluir. Al mismo tiempo, la empresa argentina acumulaba varios conflictos vinculados a derechos territoriales de comunidades y afectaciones ambientales.
Quince años atrás, cuando la Occidental Petroleum del Perú (OXY) abandonó el Lote 1AB y lo cedió al actual operador, la firma norteamericana quedó impune del daño ambiental y social causado por sus actividades desde 1971. Esta vez los indígenas no querían repetir la historia.

Primeros días de protesta de Pampa Hermosa.

Primeros días de protesta de Pampa Hermosa.


El tiempo de protesta de Pampa Hermosa
La Federación de Comunidades Nativas del Corrientes (FECONACO) había advertido de posibles conflictos en la zona. Desde octubre de 2014 Pampa Hermosa solicitaba respuesta a sus pedidos; pero cansados de ninguneo, el 24/1, los pobladores de Pampa Hermosa decidieron actuar.
Día y medio de viaje por el río Corrientes. Los achuares se movilizaron hacia el kilómetro 48 de la carretera del Lote 1AB y lo bloquearon. Levantaron techos con hojas de palmera, plástico y tela. Finalmente, paralizaron 14 pozos de extracción de la base petrolera Jibarito.
A orillas de la quebrada Tsekutatsa, Pampa Hermosa cumpliría sus días de lucha. “Al día siguiente de llegar nomás empezó una lluvia que duró 15 días”, cuenta un comunero. Y al tercer día se empezó a oír un rumor: Cerca había ocurrido un derrame. Segundo Torres Vílchez, monitor ambiental de la comunidad y FECONACO, lo corroboró: A menos de una hora, una laguna estaba llena de petróleo. “Es un impacto de más de mil metros cuadrados”, asegura el monitor.
Ya era 30/1 y FECONACO advertía en un pronunciamiento: “Pampa Hermosa ha decidido no dejar la medida asumida hasta que se atiendan sus pedidos, y permanecerán un mes, un año o el tiempo que sea necesario para que se respeten sus derechos”.
Por gestiones del presidente Carlos Sandi, la federación logró espacios de diálogo entre Pampa Hermosa y Pluspetrol el 2/2 y 11/2, con participación de Gobierno Regional de Loreto (GOREL) y la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). En ningún caso se solucionó el problema.
A la tercera reunión, el 22/2, el apu de Pampa Hermosa, Gerardo Vílchez, advirtió algo en achuar al Gerente de Operaciones de Pluspetrol, Rubén Ferrari. “El apu dice que si no hay solución se paraliza la producción de Jibarito hasta que acabe el contrato”, aclaró el intérprete.
A casi un mes de para, en Jibarito se dejó de producir alrededor de 93 mil barriles de petróleo: Más de 5 millones de dólares al precio actual.
Apu Gerardo Víclhez, señalando la zona de controversia con Pluspetrol.

Apu Gerardo Víclhez, señalando la zona de controversia con Pluspetrol.


Nuevo Jerusalén y Dorissa, nuevamente
No era la primera vez que los achuares paralizaban la producción petrolera exigiendo el respeto de derechos. En octubre de 2006 se realizó una lucha emblemática de comunidades achuar del Lote 1AB y 8, la cual concluyó con la histórica Acta de Dorissa. Aquella vez se paralizaron por más de 10 días 115 pozos que producían alrededor de 30 mil barriles diarios de petróleo.
El apu Tomás Maynas de la comunidad Nuevo Jerusalén fue uno de los líderes de aquella gesta de Dorissa. Pero nueve años después, el mismo apu tenía que liderar una nueva protesta. Desde el 21/2 Nuevo Jerusalén se asentó en el kilómetro 34 de la carretera y paralizó la producción de la base Dorissa, que posee 6 pozos de extracción.
El apu Tomás Maynas alcanza poco más de 80 años. Es un apu muy respetado. Usa la tradicional tahuasam de plumas rojas, amarillas y negras; lleva la retrocarga al hombro, botas y camisa; luce suaves líneas de achiote en su rostro de viejo guerrero.
Nuevo Jerusalén exige indemnización por un derrame de petróleo ocurrido en 2014, cuyo impacto se ha estimado que alcanzan los 20 mil metros cuadrados. Jerusalén también se ha instalado con familias enteras en la carretera, y ha amarrado una bandera del Perú en el puente que cruza la quebrada Macusari.
Apu Carlos Sandi, presidente de FECONACO, durante reunión informativa en 48 km.

Apu Carlos Sandi, presidente de FECONACO, durante reunión informativa en 48 km.


En los kilómetros 48 y 34 de la carretera ocurrían realidades similares, con más de 800 indígenas movilizados. Hojas sobre la tierra, techos improvisados, fogatas encendidas o humeando, baldes de masato, linternas en las noches. También niños, niñas, madres, varones, abuelas, cazadores,  autoridades; a veces un mono en la cabeza de un joven. Todos estaban ahí.
En el 48 km, la madre indígena Matilde Chuje iba con una lanza-bastón en la mano; mientras el apu Gilberto Vílchez miraba sereno y severo. En el 34 km, el apu Tomás Maynas era una historia viva con quien se compartía masato; junto a él, Nicolás Kukush, teniente gobernador, se distinguía como un motor de su gente. A nueve años del Acta de Dorissa, los achuares debían seguir luchando.
Por su parte, pasaban los días y Pluspetrol acumulaba el prontuario suficiente como para identificarla como una de las empresas extractivas más conflictivas del país.
El tiempo de conflictos aún no termina
Nicolás Kukush y Tomás Maynas, durante las protestas de Nuevo Jerusalén.

Nicolás Kukush y Tomás Maynas, durante las protestas de Nuevo Jerusalén.


Por unos días, dos comunidades achuares paralizaron 20 pozos de producción petrolera. En la cuarta mesa de diálogo entre Pluspetrol y Pampa Hermosa, se llegó a niveles de entendimiento y la comunidad levantó su medida. Era 25/2. Nuevo Jeruralén recién iba por día tres de lucha.
Este escenario en la cuenca del río Corrientes no diverge en el Pastaza o Tigre, las otras cuencas del lote. Meses atrás ya se advertía que los últimos meses de Pluspetrol en el lote serían de alta conflictividad. Las autoridades públicas hicieron muy poco para evitarlo.
Faltó (falta, en realidad) un arbitraje anticipado del Estado en la gestión de estos conflictos. De hecho, es el gran ausente. Frente a un perfil conflictivo de la empresa en cuanto a relaciones comunitarias y prácticas ambientales; la única vía para alcanzar derechos desde las comunidades son las protestas.
En tanto, Pluspetrol afronta la problemática de a poquitos, al menor costo, con el sólo objetivo de apagar incendios; con reacciones en función a la escalada de cada protesta. ¿Mala estrategia? Con una empresa como Plus, este modus operandi no es casual.
Pobladores de comunidad achuar Nuevo Jerusalén en 34 km. de carretera del Lote 1AB.

Pobladores de comunidad achuar Nuevo Jerusalén en 34 km. de carretera del Lote 1AB.


Por ello, no se estima un horizonte diferente hasta agosto; es decir, los últimos seis meses de contrato de operaciones de Pluspetrol en el Lote 1AB podrían ser no muy diferentes. Y de seguir estas mismas condiciones en las operaciones, el futuro tampoco será otro en la zona.
En una reunión en el marco de las gestiones por el diálogo, el Gerente Ejecutivo de Pluspetrol Norte S.A., Eduardo Maestri, expresó al presidente de FECONACO, Carlos Sandi, su gran interés de participar en la próxima licitación del Lote 192 (ex 1AB). Carlos Sandi sólo miraba. Maestre confesó que tenían una “importante” oferta para hacer al Estado peruano.
La pregunta es ¿Qué significa “importante” en el actual contexto del lote y con los antecedentes ganados por la empresa? ¿Se referirá sólo a lo económico, a regalías? La lección de esta historia es que lo económico no es suficiente. Hace falta que el nuevo operador del lote y el Estado, cumplan un papel radicalmente diferente, uno respetando y el otro garantizando los derechos y la seguridad jurídica, social y ambiental en los territorios indígenas. Algo que de muchas formas exigen las comunidades desde hace muchos años.
En tanto no se solucionen los problemas de fondo, continuarán los conflictos sin importar quién sea el operador petrolero o el presidente del Perú. Cuando Pampa Hermosa y FECONACO dicen que “permanecerán un mes, un año o el tiempo que sea necesario para que se respeten sus derechos”, no debería leerse como una advertencia de coyuntura, sino histórica.
Las comunidades no están dispuestas a repetir la misma historia, esa que les condenó a ser los olvidados, los sacrificados del desarrollo, los que observan el despojo.