Un legado de daño. Occidental Petroleum en territorio indígena de la Amazonía peruana

Earth Rights International (ERI), Racimos de Ungurahui, Amazon Watch
En marzo de 2006, la Federación de Comunidades Nativas del Río Corrientes (FECONACO) solicitó a EarthRights International (ERI) que enviara una misión a la cuenca del río Corrientes en la parte nordeste de la Amazonía peruana, para investigar los impactos sociales, ambientales y en los derechos humanos de más de 30 años de actividades de producción petrolera. Se hizo esta solicitud precisamente para responder a una decisión tomada por una asamblea de comunidades indígenas achuar de la Amazonía peruana afectadas por las operaciones petroleras. Desde el 14 hasta el 23 de mayo de 2006, un equipo multinacional y multidisciplinario compuesto por un médico y una enfermera especialistas en medicina comunitaria, una agrónoma, un ingeniero ambiental, un químico, un abogado peruano, dos abogados estadounidenses y dos entrevistadores-intérpretes visitó la cuenca del río Corrientes. (ver Apéndice A donde hay descripciones de los participantes de la misión) Racimos de Ungurahui en el Perú y Amazon Watch en los EE.UU. colaboraron con ERI en la misión.
La misión de investigación visitó a cinco comunidades achuar – Nueva Jerusalén, José Olaya, Antioquía/Jíbaro, Pampa Hermosa y Saukí – adentro y río abajo de una concesión petrolera conocida como “Lote 1AB”, donde la Occidental Petroleum Corporation de los EE.UU. operó por un período de 30 años. El equipo se reunió con una asamblea comunitaria en cada comunidad, entrevistó a más de 60 personas sobre las operaciones petroleras y, con el consentimiento de los miembros de las comunidades, recogió historias médicas e hizo exámenes médicos y diagnósticos, entre ellos pruebas de campo para concentraciones de plomo en la sangre. Además, miembros del equipo analizaron muestras de agua y sedimento e inspeccionaron varias áreas actuales y antiguas de la producción petrolera.
El siguiente informe presenta las conclusiones de dicha misión de investigación. No se ha revelado ni los nombres de los entrevistados ni las personas cuya sangre fue examinada, para respetar su privacidad y asegurar su seguridad con respecto a posibles represalias. Sin embargo, son identificados por su género, comunidad y donde sea posible, edad aproximada.
“[Oxy] dijo que no había nada malo, que el río y los animales y los peces estaban bien… Oxy… no nos alertó sobre nada, y eso fue cuando Oxy estaba contaminando nuestra área. En ese tiempo, Oxy dijo, ‘sólo estamos extrayendo petróleo, no estamos contaminando.’ Entonces no recibimos ayuda de Oxy ¿Cómo voy a sobrevivir? ¿Dónde voy a cazar? Necesito ayuda. ¿Cómo voy a criar mis niños?” (Hombre de Antioquía, mayo de 2006)
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